domingo, 6 de diciembre de 2009

Hitler, dibujante

Es sabido que Hitler en su juventud tenía el modesto plan de convertirse en pintor. Postuló dos veces a la Academia de Bellas Artes de Viena, con muy malos resultados, y es muy probable que el ambiente cosmopolita de esta ciudad, vista con los ojos frustrados y furiosos de un jovencito, haya hecho nacer en él el odio por la diversidad cultural, la "mezcla" de razas. El resto de la historia ya se sabe, más o menos; pero se conservan varios dibujos hechos por Hitler en sus años de führer que demuestran su perseverancia oculta en la práctica artística.
Estos dibujos están recopilados en el "museo histórico de Hitler", que no sé si tiene existencia física, pero al menos sí virtual: http://www.hitler.org/ . En la sección "arte" pueden verse varios dibujos, que temáticamente comprenden 3 grandes grupos: los planos de construcciones y urbanismo, los dibujos artísticos amateur (flores, paisajes, mujeres, perros) y una misteriosa categoría de "caricaturas y garabatos".
La primera se explica por un asunto laboral; la segunda, por su deseo de seguir ejercitándose en la técnica; pero la tercera está compuesta por una serie de varios dibujos poco trabajados de personas mirando hacia la izquierda (sólo una mirando al frente) y dos dibujos que se salen de ese rango y que tendré que poner aquí para hablar de ellos. Al primero lo llamaremos "el hombre de la pluma"



Desde el principio notamos que la actitud, el rostro y el bigote son muy hitlerianos, y nos hace pensar que se trata de un autoretrato. Pero hay detalles sorprendentes: el hombre lleva un gorro de cocinero, y al parecer el traje también lo es. A sus lados hay libros, torres de libros, como dos columnas (¿las del templo de jerusalén, que aparecen en el arcano de "la sacerdotisa"?); de la columna izquierda cuelga un anzuelo (lo que nos hace pensar que el cocinero es un faenador de pescado) con la forma del signo de "parágrafo". Las cuencas de sus ojos están vacías, o tal vez lleva lentes. El hombre se abalanza hacia el espectador para escribir sobre él. Su pluma es un arma. Aunque pueda parecer un bibliotecario o un erudito, por la cercanía con los libros, hay que notar que él se pone en un lichtung (claro) entre las dos columnas; abre las aguas del conocimiento acumulado, como Moisés, para permitir el paso de una verdad nueva, que se escribirá sobre el cuerpo de quienes se atrevan a leerla. ¿por qué un cocinero, y con atuendo negro? la fecha, a la derecha del dibujo, señala el año 1929. No es un momento cualquiera, por supuesto. Durante ese año, los discursos del partido nazi se vieron favorecidos por la gran depresión, llegando a aumentar su adherencia casi 9 veces (2,6% en mayo de 1928, 18,3% en Septiembre de 1930). Es un momento de optimismo, en el que Hitler ya ve venir un futuro próspero para sus intereses. La figura del cocinero entremedio de los libros puede ser, tal vez, una imagen de que se estaba fraguando algo que daría alimento, material y espiritual, a todo el pueblo alemán; o a todo el que aceptara ser escrito por la pluma. El signo de parágrafo escapa a mis posibilidades hermenéuticas, además de la sugerencia ya hecha con el anzuelo. Vamos con la segunda figura que quiero destacar.




Las figuras de perfil, pienso, deben tener su origen en las reuniones políticas a las que Hitler asistía. Antes de llegar a ser el Führer de führers, tuvieron que haber varias reuniones en las que él no tenía todo el tiempo la palabra, y durante las intervenciones que le aburrían se dedicaba a dibujar a algún asistente. Pero ésta tiene un dibujo parásito, impresionante por su deformidad, que es única dentro de los dibujos hitlerianos, tan dados al respeto por la forma. Mostrando los dientes como un mono, con un gorro semejante a los jockeys y con unos orificios nasales desprovistos de nariz, resulta ser una figura aterradora. ¿cómo se justifica su presencia al lado de este hombre barbudo, al parecer tan honorable? Una respuesta posible: es su alma. Una de las principales características del antisemitismo en comparación con otros "racismos", es que está presente en él una paranoia irreductible. Ésta los lleva a pensar no sólo que la otra raza es inferior o despreciable, sino que hay que temerle, porque puede estar en cualquier parte, esconderse detrás de apariencias inofensivas, "ocultar la fe", como el caso de los marranos en españa. El judío, para el nazi, es principalmente el que se oculta en cuanto judío, y por tanto hay que develarlo, sacarlo a la luz, mediante el estudio de la genealogía familiar, rasgos faciales e incluso ciertas conductas. Para el nazi, hay un pensamiento judío (o judaizante) que se extiende como una enfermedad, que "judaiza" a quien toque. De esta forma se siguen de la paranoia el terror y el totalitarismo, la constante búsqueda de los traidores y un miedo que no tiene tanto que ver con algo externo sino más bien con uno mismo, un miedo de cada nazi a judaizarse, sin saber a ciencia cierta qué es este judaizarse.
El dibujo parásito, el mono feo, podría representar la naturaleza interior de este aparentemente respetable caballero. su relación no es diáfanamente la de disfraz-rostro; hay una posición oblicua, enferma e inquieta entre ellos. El mono feo, además, mira al frente, es decir al dibujante, pues Hitler es quien "ve" esta naturaleza oculta en el comensal; pero también mira al observador, de forma que Hitler quiere revelarnos una verdad, permitir que el monstruo se muestre. Este mono feo nos aterroriza, pero mucho más aterroriza al mismo Hitler, quien no se atreve a burlarse de él. El antisemitismo para Hitler es algo serio: al tratar de graficar lo que teme, debe retroceder, detenerse, abandonar el proyecto, de forma que queda una línea volando, sin rumbo, a la derecha. No puede hacer como los caricaturistas, innumerables, que pintaban a los judíos cómicamente. Para él son el mal, el demonio, lo inefablemente enemigo.

Por último, quiero trasladarme a otra salita de este museo para hablar de algo muy famoso: el auto escarabajo volkswagen.

http://www.hitler.org/artifacts/volkswagen/



Hitler le entregó este diseño al jefe de Daimler-Benz, Jakob Werlin, y remarcó su importancia. "Llévalo contigo y habla con gente que entienda más sobre esto que yo. Pero no lo olvides. Quiero escuchar pronto de ti, sobre los detalles técnicos"

En la Ilíada se menciona que los dioses gobiernan el mundo no con palabras, sino con gestos. ¿Podría alguien gobernarlo con dibujos? ¿qué hubiera pasado si Hitler hubiera dado todas sus órdenes en dibujos, realizando así su vocación juvenil? Por un dibujo en un restaurant nació el prototipo de carrocería del auto más popular del mundo; ¿y los otros dibujos? ¿podrían haber tenido un poder similar?

1 comentario:

Cristóbal Gómez dijo...

no olvidemos
ke Jikler
era
vegetariano
también