sábado, 11 de octubre de 2008

X va donde Santiago que ve tele

(x le tira una bolsa de té a Santiago)
X: guerra de té!
S: (indolente) por qué me tiras un té?
X: Santiago, tú eres una niña?
S: no. y qué importa?
X: no sé. y tú eres importante?
S: sí.
X: por qué?
S: porque hago cosas importantes. hice setenta y siete cosas importantes!

pío pío

kikirikí! dicen los astros
mucho antes que amanezca
hay teles que siguen prendidas
llenando los espacios con color
kikirikí! en esas teles
están todos los mapas de mañana
lo nítido prefigura lo vago
lo cierto de lo difuso
de la difusión
y del desgano.
las aves nos conocen.
kikirikí!

miércoles, 8 de octubre de 2008

el gorro infinito del mago

lo más bacán de ese hippie fascista llamado Jung fue la liberación de los símbolos. cualquiera que lea a Jung se debe sentir feliz de divagar y de interpretar sus sueños con toda volatilidad; o, si es valiente, debe inventar un tarot.

hay un tarot gay, que sigue una simbología capitalista-misógina-tecnológica muy interesante. cartas importantes son EL DIABLO, LA TEMPLANZA y EL CARRO. aunque todas tienen su encanto. parecen de un video de Kylie Minogue (no cualquiera, uno, pero no me acuerdo cómo se llama) o de otro de Telepop Music (también uno en específico), con muchos hombres musculosos en una piscina.

también hay una página muy linda que se llama aeclectic tarot, donde hay un tarot con dibujos de Giger, unos góticos muy feos, uno de Halloween, un Rider-Waite que brilla en la oscuridad, y el más bonito de todos que tiene ambrositos. éste tiene dibujos tenebrosos. y está el tarot transparente, que tiene dibujos feos pero que deseo mucho, sobre todo para armar fiestas como la de la familia de copas. pero casi todos tratan de ser alquimistas, astrológicos, egipcios o del amor, lo cual me parece fome porque, ya sabemos, no necesitamos sus símbolos antiguos y ocultistas. podemos basar todas nuestras predicciones en el tarot de Star Trek, o en la Guía de Teléfonos.

PD: tutututú
PD2: tarot mejicano, donde sale nuevamente la misteriosa templanza.

domingo, 5 de octubre de 2008

culpabilidad, color y mercancía

su experiencia de culpa más originaria fue a los 6 años, en el supermercado. quería un librillo, una historia con dibujos de un perro aventurero. él tenía dos librillos de la misma serie: su mamá se los había comprado, y él nunca había visto dónde los vendían. tomó este librillo y no quiso soltarlo. su mamá se enojó. él no quiso soltarlo. en la caja, pagando, la mamá lloró y con la cara muy cansada le dijo que no iba a poder comprar carne. el niño la miró, con el librillo en la mano.
el librillo era entretenido, tanto como los otros dos; pero como objeto era profundamente distinto. estaba manchado por la culpa, pero no manchado como algo que está malo y se tiene que botar: la circunstancia en que obtuvo el libro le hacía pensar que el libro "valía" algo, que no podía deshacerse de él porque sería peor. el libro era un amuleto negro que causaba dolor tanto ante la idea de conservarlo como ante la idea de botarlo. a veces lo leía, y cada vez iba perdiendo más su gracia; y entre menos gracia tuviera más aumentaba su maldición.
no tuvo ningún otro librillo de esa serie, y los que tenía se perdieron, pero muchos años después seguía recordando a los personajes. sus colores eran nítidos, como una flor teñida con veneno.

ver el oro

en las horas más chuecas de la tarde
todos los ministros quisieran volar
y ver el oro.

las niñas raspan un anillo en el paradero.
creen en los demás; le preguntan a cualquiera;
disculpe, usted sabe ver el oro.

los señores ponen cara de problema y de solución
al mismo tiempo
pero no dicen nada claro.

y las horas son chuecas, pero brillan.

miércoles, 1 de octubre de 2008

Ithkuil


John Quijada, ese niño al que se le perdió el diente, es en verdad un gringo miserable que inventó un idioma muy feo y sorprendente. Yo tengo una teoría, que algún día pensé en corroborar pero no lo hice por que soy flojo: Pedro Peirano padre, profesor de lógica, tuvo conocimiento de este idioma artificial, y se lo mostró a su hijo, que por supuesto se llama Pedro Peirano hijo. Como al hijo le gustan más las marionetas que la gramática, sólo le llamó la atención el peculiar y eufónico nombre del creador de esta lengua endemoniada: John Quijada. Y como para hablarla correctamente se necesita tener la boca de una manera muy extraña, Peirano hijo le echó la culpa a la deformación fonética más simple y popular: la pérdida de un diente.




la lengua se llama ITHKUIL. nadie la ha podido aprender, ni siquiera John Quijada. también sale en la huiquipedia

no sé a quién le hablo