lunes, 4 de enero de 2010

Consejo del stárets Zósima a una mujer (Dostoievski, los hermanos Karamazov)

Si no llega usted a ser feliz, recuerde siempre que va por buen camino y procure no salirse de él. Sobre todo, huya de la mentira, de toda clase de mentira, de la mentira consigo misma, principalmente. Observe su mentira y examínela a cada hora, a cada minuto. Evite la arisquez con los demás y consigo misma: lo que a usted por dentro, le parece repelente, por eso mismo de haberlo usted advertido en sí misma, ya se purifica. El temor también ha de huirlo, aunque el temor sólo sea la última consecuencia de toda mentira. No tema usted nunca a su especial pusilanimidad en la consecución del amor, ni tampoco de sus demás actos en este sentido se asuste en demasía. Lamento no poderle decir a usted nada más consolador, porque la actividad del amor, comparada con los sueños, es algo cruel y espantoso. El amor contemplativo está ansioso de una proeza rápida, que satisfaga en seguida y todos la vean. En ese terreno se llega, efectivamente, hasta el punto de dar incluso la vida, siempre que no dure mucho, sino que se despache en seguida, como en el teatro, y todos lo vean y aplaudan. Mientras que el amor activo... es trabajo y contención y, para algunos, si usted quiere, toda una ciencia. Pero se lo prevengo: en este mismo instante en que usted contempla con horror que, no obstante todas sus fuerzas, no sólo no se acerca a su fin, sino que hasta parece como que de él se aleja, en ese mismo instante, se lo advierto desde ahora, usted, de pronto, habrá alcanzado su fin y verá claro sobre usted la prodigiosa fuerza del Señor, que todo ese tiempo estuvo amándola y en todo ese tiempo no dejó de llevarla de su mano. Perdone usted que no pueda detenerme más tiempo con usted: me están aguardando.

(Traducción de Rafael Cansinos Assens)

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