cuando estoy contento soy una mujer
embarazada de mellizos: un macho y una hembra
acariciándose y besándose en mi vientre.
infinita y cruel, bailando con cualquiera,
viendo en los colores y temperaturas
la certeza infantil de que algo tal vez exista,
de que el amor sea mirar a una vieja
durmiendo en un peladero.
un día despertaré con mi sangre hirviendo
un vapor rojo rodeará los árboles
y me entregaré al mediodía,
en un altar o en una pileta,
para ser comida viva y con espinas.
yo y ya.
el final no es feliz. al final no queda claro qué pasará; termina con un ímpetu de borracho, que como todos sabemos, puede continuar de infinitas formas. cualquier final feliz trata de unir artificialmente el ser y el deber: crear moralejas, unir causalmente una acción moral y una recompensa o un castigo para que creamos: “así es la vida. según este conocimiento me comportaré”. es malo ver moralejas donde no las hay. para mí, el centro de la obra es la parte final: lo dionisíaco, el terreno originario (umgrund) donde se unen la tristeza y la alegría, y su presencia en las costumbres chilenas. esto también está, de cierto modo, en el vals incestuoso de Don Guille con su hija: en ella ve a su difunta mujer, con lo que le proyecta una responsabilidad de esposa que ella no acepta pero que terminará consintiendo (durante el vals mantiene una sonrisa: aunque cabe la posibilidad de que sea todo un delirio de borrachera del padre). de una situación de poder tan absoluta, lo que podría ser contrario al estado anárquico dionisíaco, se pasa a una dialéctica de lo triste y lo alegre que es similar.
el Denis, que hacía de puta masculina, tuvo una presencia importante al servir como puente entre las categorías de lo masculino y lo femenino (que en el contexto del campo chileno son bastante aisladas); pero como puente en medio de la violencia dionisíaca, lo que logró una destrucción de ambas categorías antes de que se percatara su enlace.
"el amor, y la felicidad, en cuanto llegan se van, en cuanto llegan se van" dice una obra cuyo tono principal es una alegría con poco dramatismo. esta forma de usar paradójicamente las emociones es identitario de la cultura popular chilena y latinoamericana, bajo la forma de la cumbia ("qué vacío hay en mi alma, qué amargura en mi existir") y la ranchera ("cuando te fuiste, mis hijos preguntaron adónde está mamá").
etcétera.
http://www.titofernandez.cl/lp2.htm allí está el poema en el que se basa la obra
http://www.indie.cl/teatro-la-madre-del-cordero/ allí hay una reseña penca sobre la cual hice esta subreseña, pero que explica un poco del argumento
y hay imágenes en youtube, pero no se me abre